El "frasco de la calma" es una de las técnicas educativas más conocidas de María Montessori. El objetivo que persigue es desarrollar el autocontrol en los niños. Cuando un niño/a se enfada le resulta muy difícil controlar sus emociones y regular su nivel de estrés. El agitar el frasco y observar el movimiento del agua con la purpurina permite al niño/a calmarse poco a poco y regresar a un estado de paz.
En clase de plástica hemos querido comprobar si este método funciona y hemos fabricado nuestros propios "frascos de la calma" con materiales muy sencillos: botellas de plástico, agua, purpurina y un poco de glicerina para ralentizar el movimiento del agua. Aún no sabemos si nos ayudará a gestionar nuestras emociones pero lo que sí sabemos es que hemos disfrutado mucho con su elaboración.
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